11.11.06

Encerrada en miradas de cristal

Miro a través de los cristales de mi ventana, un mundo exterior que parece estar lejos de mi.
Miro la gente que va y viene pensando en sus historias, ajena a lo que pasa por detrás de cada una de las ventanas que como ensimismados ojos observan a esos autómatas que caminan por las calles con un destino incierto para mi.
Miro encerrada en mi jaula de algodones, deseando ser mirada por esos miles de ojitos de cristal que pueblan la superficie de las fincas, esperando ser el objetivo de sus discretas miradas.
Con ganas de cambiar mi situación de observador a observado, porque eso supondrá que podre actuar, hacer, ir y venir con un rumbo que sólo yo sabré.
Con ganas de salir de mi cascarón y acabar con esta abstinencia de todo, excepto de comer y descansar.
Se que echaré de menos este no hacer nada, aunque sea por obligación, pero aun así echo de menos la autonomía que durante tantos meses he disfrutado.
Me siento como atada de pies y manos, porque mi cuerpo se siente en medio-condiciones de ir y venir, a pesar de que los "jefes" de la salud consideran que todavía no estoy lo suficiente "niquelada" como para vagar a mi aire por mi vida.
Siento cómo cuesta reprimirse, cómo cuesta dejar pasar lo que quieres hacer, los sentimientos que quieres expresar, y más que nunca notas la falta que te hace sentir un abrazo, sentir como esos labios que amas te acarician y te besan...
Cómo cuesta silenciar esos sentimientos que desean poder besar y acariciar esos besos que amas...

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