24.6.11

Sangre de mi sangre

Sangre con sangre,
la más pura vinculación.

Ojos malvados,
mirando por las rendijas de la maldad
enturbiando la más traslúcida de las aguas,
buscando perjudicar.
Las malas memorias
cargando lastres de desventaja.

Llega el invitado de honor,
con el traje del miedo,
adornado por el aura de la culpabilidad.

La señora conciencia
acongojada por ningún motivo,
agazapada en el rincón de los pecados,
en un juicio sin condena,
acusación ni cargos.

Todo ello por miedo a que vuelva a suceder.
Una vez más, sin nada haber sucedido.

14.6.11

No quiero leerte

No quiero leerte,
aquellas primeras entradas,
tan niña yo,
escibiendo a renglón corrido,
como si la vida me fuera en ello,
como si las palabras surgieran de mis llemas
como el caudal de un manantial
a cada latido.

Vuelvo a sentir cómo palpitaba
por aquel entonces,
las necesidades, los miedos y las inquietudes que tenía...
Y no quiero volver a recordarlas.
Porque no quiero echarlas de menos,
ni volver a necesitarlas.

Me siento frente al mismo teclado que las vió nacer,
frente al mismo ordenador que las vió crecer,
y hoy ya no existe nada...
Ni tan siquiera la forma de contarlas...

Todo el mundo maduramos,
y mis manos también maduran.
Demasiado...

No quiero leerte porque me haces daño...
le veo agazapado entre cada palabra...
Y daría todo lo que fuera por volver atrás,
comenzar de nuevo, y que todo fuera como ambos soñábamos.

Como aquel primer año,
como aquel tiempo...

Llorando contigo

Empezamos a latir juntos,
hace unos 5 años,
los tres en común.
Yo dando voz a mi rabia,
a mi impotencia,
plasmando todas
y cada una de mis frustraciones,
tu leyéndolas,
escuchándome llorarlas,
viéndome superarlas y olvidarlas.

Has leido mis malos momentos,
y te has dejado escirbir,
permitiéndome siempre
arrojar mi rabia contra ti...

Me viste crecer,
compartimos el momento
más fuerte de toda mi vida,
y los tres meses más vulnerables.

Fui feliz junto a ti,
qué ilusa fui...
pero qué ilusión más bonita...

Hoy no queda nada de ella,
solo las lágrimas,
de ver que todas las maravillas
se han desvanecido en el aire.
De ver cómo la seda,
también se convierte
en el más áspero estropajo.
Y cómo el amor y la complicidad
pueden evaporarse
bajo las llamas del tiempo.

Hacía mucho que no escribia aquí...
Mis últimas ansiedades las plasmé en tu piel.
En seis meses... mi vida ha dado un giro muy grande...
Y cómo no...
ya era hora de que llorara contigo.

Naciste con mi ilusión.
Tú sigues vivo,
mi pluma...
la mayoría de ocasiones decrépita,
balbucea como puede,
siendo un mero espejísmo de lo que un día fue...

Hoy ya no me queda nada de lo que tenía entonces...
Ni las metas, que han cambiado radicalmente...
ni las ilusiones,
ni la persona con quien las compartía...
ni la inocencia... o tal vez inconsciencia...

No queda nada...
Excepto tú...
Mi gran memoria plasmada
o mejor dicho, vomitada...

Volveré a verte, te lo prometo...
Empiezo a divagar, y eso no es bueno!